Sinceramente... no. Ha sido un día horrible. Horriblemente horrible. Lunes. Enero. Frío. Miedo. Dieciocho. Estrés. Exámenes. Fiebre. Más frío. Más fiebre. He llegado a echar de menos cosas que jamás he tenido, ¿acaso es posible?
Olvidé encender la alarma, me he despertado a las 8 de la mañana y deprisa y corriendo, por milagros de la ciencia he llegado viva a clase. Me he quedado dormida en todas y cada una de las clases, (recreo incluído) quizá por el mágico efecto de el paracetamol y los sobrecitos para el constipado de elefante que tengo. Tener que aguantar al de matemáticas comparando las funciones con máquinas de hacer chorizos, y la composición de funciones como ponerse primero el calcetín y luego el zapato y que el órden de éstos si que altera el producto, a la bruja de historia contándonos las batallitas de los reyes católicos, o al de geografía diciendo "chicoox, estamos a la cola de Europa" es superior a mí.
He llegado a casa con fiebre y he medio-comido algo. He intentado dormir algo pero es teórica y prácticamente imposible. He sacado los apuntes de historia y me he quedado dormida encima Fernando VII. Me he despertado y se me han subido los mocos a la cabeza, lo que me hacía falta; no tenía suficiente con tener las neuronas en huelga y el corazón en paro, ¿verdad?
Me espera una tarde horrorosa intentando memorizar las pajas mentales de Isabel II, Espartero, Narváez & Co. Y después de todo esto, aun así, de verdad ¿esperas que sonría?

sí. :)
animate meryy, que siempre hay alguna cosita que te hace curvar las comisuras y que asomen los dientes!
si yo pude con Espartero, el reinado de Isabel II la meretriz y demás.. tú mas que de sobra, hazme caso...
unbesito!